Mito

 Algunas veces despierto, falta alguien; falta él.

Mucha gente siente estar muerta, pero nosotros, tras estos ojos vemos que ya no está.

Algunas veces creemos que solo cambió de gustos, quizá incluso cambió tanto que soy yo/nosotros.

Pero en las noches, al mirarme al espejo no lo veo, desapareció… murió.

Habitamos su cuerpo moribundo, desolado.

Veo y aquí no está quien logró todo aquello en ese tiempo. No soy quien llevó el nombre Manuel, él era un héroe, fuerte, guerrero, único…

O eso creemos quienes aquí vivimos.


Manuel enfermó y en su momento intentó con todas las fuerzas salir adelante, pero su error más grande quizá fue esconder este mal…

Era como si un parásito lo estuviera comiendo y nadie podía notar la devastación interna…

Sin darnos cuenta, un día quedó en cama.

En aquel tiempo solo era una persona vacía que se movía por inercia, pero debía seguir viviendo, por lo decidimos salir y mover de nuevo este cuerpo; intentar continuar su vida… O lo que creemos era su vida

Pero ya no sabemos ser aquello, ser quien cada día brillaba y luchaba por ser mejor; quien levantaba con una sonrisa saludando al mundo.

Recordamos que ese ser existió y lo admiramos casi como un recuerdo mítico, pero ya no está, lo poco que queda es un aproximado de su recuerdo y la idea de quien fue… Recuerdo de quien, en algún momento vivió en este cuerpo y bajo este nombre.

Ahora, casi con esperanza religiosa, deseamos que reviva de entre las cenizas de esta personalidad fragmentada.


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