Un año después del internamiento

Saben... Es curioso... No sé bien no que escribir, muchos me recomendarían no hacerlo; pero, no podemos ocultar nuestra realidad diaria.
Hoy hace un año, era viernes temprano, la psiquiatra que me ha acompañado en todo este proceso me llamó:

-Manuel, ya hay campo en el Calderón véngase ya antes que se lo quiten.

Días antes la había llamado en medio de lágrimas, acostado en la cama, y listo para una intoxicación aguda...

-Dra, me quiero suicidar y estoy por hacerlo, necesito ayuda.

Gracias a Dios me contestó la llamada y en efecto, terminé el 9 de marzo internado en psiquiatría del Calderón.

-¿Muchacho y este libro?
-Es para entretenerme.
-Lo siento, no permitimos que usted ingresé con ficción, después cree que está en el espacio o algo así...- Dijo la internista mientras me quitaba “Guía del autoestopista galáctico” y otros artículos peligrosos.
...Afortunadamente aún tenía mi toalla.

Entras, no conoces a nadie, te despides con un gran abrazo de tu madre, envías todos los mensajes que puedes y luego...
Entras a la sección de varones.
Una cama blanca y gente desconocida.
Por tres días, sin una llamada ni visitas... ¡No tienes idea lo que extrañas ver a alguien por tres días! Alguien conocido, alguien de afuera.

Pero luego lo aceptas, te acomoda, estás en confianza.

-Él también escucha voces, quizá te pueda ayudar-

Me dicen al escuchar mi historia.

Cada uno con su historia, algunos una semana de hospedaje, otros mes y medio internos. Quizá no recuerde sus nombres, pro éramos hermanos, no había secretos... Conocíamos nuestros demonios e incluso los compartíamos entre naipes, dibujos y canciones y quizá algún libro traficado de Lovecraft!!!
A los días descubres que 20 metros de corredor son suficiente para hacer atletismo, correr y saltar, de hecho son los únicos...

Sin espejos, nada que te pueda herir, dormir, 2 minutos de consulta al día y comida deliciosa, vegana hecha especial para mí dieta. Y lo mejor agua dulce y galletas días extra para la noche.

Los doctores y doctoras grandes amigos, cuidándote... Noches en que me hacía el dormido o eso creía, solo viendo los focos de ángeles en gabachas preocupadas porwue durmieramos bien.

Tantas historias y sentimientos que no podría escribir. Un mundo, una cápsula aislada desde donde escuchas Malpaís en vivo por la única ventana del baño. Es cierto, se inaugura transitarte.

El tiempo, a quien le importa, jugábamos a adicionar el día, la fecha... Da igual dormir todo el día o no... El tiempo no existe. Excepto los cinco minutos de llamado y la hora de visitas. Amé a cada persona que se tomó el tiempo en llegar... Respirar si aire a exterior, verles sonreír... Tráfico galletas y solo por saber que el exterior existe.

La noche, picapiedras, la familia monster y para rematar noticias... Dónde descubrimos que el mundo es el manicomio, el mundo está más loco que nosotros... La diferencia es que lo aceptamos.

Saben, no es fácil verse ahí...o mejor dicho es difícil verse fuera de ahí... Ahora vuelvo a ser una carga, con personas que no son sinceras, ahora veo más claro... Nos hemos creado mentiras propias para poder vivir normalmente, pero a veces, logramos verlas y ante el choque de paradigmas viene la locura.

¿Volvería?
Voluntariamente quizá, aunque el miedo de no prácticas con sables ni leer comics me aferra, ahí éramos sinceros...o lo intentábamos.
Ví a ateos orar, volverse creyentes... Yo lo intenté... Pro el verdadero reto es salir.

Esperan que estés curso, que te reintegres a una vida común y normal... Pero no.
Me di cuenta que no estoy enfermo, no soy común y no me reintegro a la Matrix.

Me di cuenta que nací para vivir, no para morir... Ahora soy otro, a veces se extraña ese Manuel... Pero una vez que sales de ahí...

El mundo no es igual. Amo pasar frente al Calderón, mirar las ventanas pintadas y los 30 CM de ventana en el baño.

Espero que quienes entran descubran realmente el valor de la vida. Disfruten ese momento de soledad y al salir encontrarse con que sólo uno es quien crea la situación de la propia vida, uno... Junto a Dios, tiene el poder de crear cada aspecto del ser.

Yo decido la locura, más no la tristeza.
Decido la anormalidad en donde la normal es la hipocresía, la violencia y represión.
Decido el arte, decido ser vivo sobre la esclavitud disfrazada.
Solo uno elige por uno.
Tenemos pastillas diarias, te drogan y cedan; pero lo que te define es la actitud con que las tomas.

No sé somos vitrinas, somos héroes que caminan en un mundo que no encaja, no encajeras.

La normal es la decisión social... Si todos escucharan voces, el resto sería quien no las escuché.

Yo no soy las voces, el pasado de bullying, no el cerebro sin cerotonina.
Yo soy un alma con poder, cansada y guerrera, pero un alma que avanza como el Quijote, en un mundo que te para, pero aún así.... Avanzas.


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